Es injusto exigir que tengamos críticos especializados cuando ningún otro género literario, fuera del periodismo, existe plenamente. Los literatos en Colombia escriben por afición, por lujo, en horas extras robadas al trabajo corriente que los defiende de la adversidad financiera. El país puede vivir sin literatura, no siente la necesidad de leer, se encuentra aún en el forcejeo del contratista, del ingeniero, en vísperas de Paz del Río. El escribir no está clasificado como un oficio. Todos tenemos que pagar nuestros zapatos. Pero el escritor se le invita a colaborar en las revistas o a coronar reinas sin remuneración alguna, por el simple honor, como un deber gracioso de la inteligencia. El intelectual no tiene clientela.
Hernándo Téllez
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