Quisiera creer que en este tiempo de apresuramiento los escasos lectores que quedan por ahí podrían interesarse por un género –el cuento– que se despacha en una sola sentada, en un solo viaje de Trasmilenio o de Metro; sin embargo creo que me equivoco. Me temo que esos lectores con entrenamiento básico prefieren el lado opuesto de la brevedad, o sea el best seller, ese objeto de papel y tinta que no baja de ochocientas páginas.
¿Por qué?
Tal vez por deformaciones del gusto; prejuicios acerca del cuento como género; creencia de que es una forma fácil y por tanto engañosa. Que el término cuento es sinónimo de fantástico y fantástico es sinónimo de brujas y dragones. Y por último que ochocientas páginas pueden contener más vida que dos u ocho, lo cual no es del todo cierto porque hay novelas de ochocientas páginas absolutamente prescindibles, como El código Davinci y cuentos de Borges, de solo dos páginas, como El espejo y la máscara, que son indispensables.
Por eso sospecho que el cuento se ha convertido en estos tiempos de velocidad y superficialidad, en un género para lectores con paladar más o menos refinado.
Cristina Fernandez Cubas, la gran cuentista española, sostiene que los lectores de cuentos son lectores exigentes. Que quieren estar despiertos frente a lo narrado, no quieren que los adormezcan, quieren vivir la adrenalina del cuento. Frente al lector de best sellers que quiere adormecerse durante una enorme cantidad de páginas que muchas veces tiene argumento apenas para un capítulo o dos y no muy buenos.
Por la misma razón que existe el best seller, es evidente que las novelas no del todo resueltas ( o abiertamente mediocres) se pueden terminar. Y eso se puede hacer saltando parrafos, perdonando obviedades, rellenando los espacios vacíos. Estrategias de lector. En cambio el cuento procura un juego de inteligencia entre el lector y el autor. Un cuento mediocre deja ver sus costuras demasiado pronto, por eso un cuento mediocre, a diferencia de la novela mediocre, no se puede terminar de leer.
Toda obra literaria se completa en la mente del lector. Depende de la experiencia lectora para cumplir sus objetivos. Pero ninguna como el cuento donde el lector sigue viviendo en ese universo recién leído durante largo, largo tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario