Yo he creído siempre que el escritor verdaderamente genial es el que escribe no importa qué, olvidándose de sus propias experiencias, de su propia vida. Qué le puedo decir: sobre las cruzadas, sobre Platón, de algo que pasó en Afganistán o en Japón. Ese es el escritor verdaderamente épico, que inventa, que saca todo de la nada. Mientras que el tipo que está sacando cosas del interior, de su propia vida, de su propia experiencia es un escritor lírico, menor, ¿no?. Pero al mismo tiempo —como todo tiene su contraparte, como todo argumento tiene su contrargumento— hay grandes escritores que han tratado íntegramente sobre su propia vida, que es el caso de Proust. Efectivamente, Proust no ha hecho sino escribir sobre él mismo, desde la primera hasta la última línea.
(En Alquimia de Escritor)
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