Ahora los medios informativos publican fotos y grabaciones de celular con contenidos oportunos –que antes le hubieran dado un premio Pulitzer a sus autores– y además les salen gratis. De hecho los grandes medios invitan a sus lectores a enviar sus fotos y grabaciones con ofertas como “sea usted el reportero de su barrio”, “conviérta sus fotos en noticias”, etc, etc.
Hoy los cronistas de guerra que trabajan para televisión o medios impresos o electrónicos, ven suplantado su trabajo por los mismos protagonistas de la noticia. La muerte de Gadafi fue filmada y fotografiada por sus verdugos y los medios no pagaron nada por tal exclusiva.
La ubicuidad de las cámaras fotográficas permite que hoy los medios cuenten con reporteros gratuitos en cada rincón del planeta. Por eso resulta sospechoso que todavía no haya una buena filmación de un Ovni, o de un extraterrestre, entre los tantos avistamientos que se reportan cada año.
En un reciente coloquio sobre fotografía, en España, se mencionaba que uno de los problemas que afronta un fotógrafo de guerra es que ahora no le pagan por su trabajo, o le pagan muy poco. Para qué necesitan los medios un fotógrafo en el lugar de la batalla, basta esperar que alguno de los combatientes saque se celular, clic y ya está. De esta manera, los fotógrafos profesionales especializados en información ven cada día más recortadas sus fuentes de financiación.
Lejanos están los tiempos en que los fotógrafos cubrían los campos de batalla y conseguían la foto de un hombre en el momento de su muerte. La famosa foto de Robert Capa, por ejemplo, en la que un miliciano republicano es abatido en el mismo momento en que el fotógrafo tomaba la foto.
Capa fue fiel a esa manera de entender la información fotográfica y estuvo en el campo de batalla en momentos muy difíciles, por ejemplo la invasión aliada en Normandía. Fue uno de los primeros fotógrafos en desembarcar en medio del fuego graneado de las defensas alemanas; tomó dos rollos arriesgando su vida en cada foto, y dos días después un laboratorista en Nueva York arruinó los rollos mientras los secaba y solo se salvaron ocho negativos. Ocho valiosos negativos que de todas formas, junto con todo el material filmado y fotografiado ese día, le sirvió a Steven Spielberg para componer su famosa secuencia con la que comienza la película Salvando al soldado Ryan. Los mejores veinte minutos del cine sobre la segunda guerra mundial.
Capa murió en su ley. Llevando dos cámaras en la mano, sobre un campo minado en Vietnam, en 1954.
Ahora ese tipo de profesional, si bien sigue existiendo, se encuentra con una competencia feroz a cargo de cualquier aficionado. Ahora los actores de la noticia controlan ellos mismos su propia imagen. Los manifestantes hacen sus propios reportajes, testimonian sobre lo que están protagonizando y difunden su punto de vista a través de las redes sociales, imponiendo una nueva agenda informativa. Es una transformación radical del uso de la imagen informativa. Ahora todos son fotógrafos y el fotógrafo profesional debe comenzar a repensar su actividad para sobrevivir en un mundo plagado de cámaras y testigos, cuyo material es suministrado a los medios de manera gratuita.
Estamos en una nueva era del periodismo gráfico.
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