En 1967 conocí a Olga Lucía y Alvaro, unos niños, en tránsito a la adolescencia, que tenían la mejor colección de discos de rock que yo había visto en mi corta vida. Allí estaban los Rolling Stones, Los Everly Brothers, Los Beatles, The Mamas and the Papas, y sobre todo en esa colección estaban todos los discos editados hasta entonces por una banda californiana llamada The Beach Boys.
Esos amigos míos tenían un papá que viajaba todos los meses a Miami por asuntos de trabajo y les traía siempre los últimos discos (que en esa época eran los LP) que llegaban a la tienda del aeropuerto. Ese era el origen de la colección. En realidad la dueña era solo ella, Olga Lucía, la consentida del papá, y Álvaro apenas era un usuario afortunado, como yo, a los que Olga nos prestaba los discos siempre y cuando no salieran más allá de un radio de cinco metros de su habitación.
Ahí inicié mi aprendizaje sobre la música Pop de los años sesenta. Escuchando esas canciones de los Beach Boys que hablaban del sol de california, de las chicas de medio oeste, y otros temas baladí, cantados con unas armonías extrañas para la época y que siguen siendo ejemplos afortunados de lo que el rock dio a la música contemporánea.
Ahora nos informan que la vieja banda de chicos playeros inicia una nueva grabación e intenta hacer una gira de cincuenta conciertos por diferentes países. De los integrantes originales quedan cuatro, después de pasar por decenas de cambios en la formación, decenas de pleitos legales entre ellos, contra sus managers y contra las adicciones, particularmente las sufridas por el lider de la banda, Brian Wilson.
El baterista, Dennis Wilson, murió en 1983. Era un joven percusionista inexperto cuando se hicieron famosos en 1963. Sin embargo, en un concierto memorable ("Live At Knebworth", está en YouTube) grabado en 1980, lo vemos tocando la batería como los dioses. Murió, obviamente, haciendo deportes acuáticos, buceando en el mar Pacífico.
Otro integrante de la banda, Carl Wilson murió en 1998 víctima de cáncer de pulmón, era un fumador empedernido.
Ahora los que quedan hacen lo posible para reeditar viejas glorias. En la década del ochenta, tocaban mejor que nunca. Habrá que verlos como suenan ahora.
El viejo rock, o más bien, los viejos rockeros, terminarán por morir, pero hacen lo posible por demorarlo.
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