Yo no sé si es que no conozco lo suficiente de música house o trance, o lo que sea el sonido típico de la discoteca actual, pero me parece que el ochenta por ciento de la música que escucho en el gimnasio es interpretada por Lady Gaga. Y la que no es interpreptada por ella está llena de efectos discotequeros. Un bajo que retumba por todas las venas mientras uno suda y da pedalazos o trota en la cinta, o patonea en las escaladoras. Son mezclas caprichosas con las cuales los instructores marcan los ritmos del ejercicio. Dos minutos de Lady Gaga para subir, tres minutos de Lady Gaga para hacer fondo. Cuatro minutos de música indefinida para descansar.
Estos gustos musicales de los intructores de gimnasio están creando una extraña deformación en mi personalidad. Me han llevado a identificar el ejercicio
con lentejuelas y zapatos de tacón extragrande. Por eso, a veces, veo
fotos de Lady Gaga y, como un ratoncito de laboratorio, ya me dan ganas
de comenzar a correr en la cinta de ejercicio.

2 comentarios:
Maestro Rubiano : No es (mi gimnasio) suyo de él, más bien al gimnaasio al que asisto y gimnasio por gimasio y gimasios?
Gracias por las correcciones.
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